Reanimar al cachorro

El futuro del cachorro se decide a lo largo del período comprendido entre el nacimiento y el destete. Por consiguiente, durante las primeras semanas habrá que cuidarlo de un modo especial.


El cachorro puede necesitar cuidados de urgencia tras la expulsión. Es lo que se llama reanimación neonatal. Todos los propietarios de perros deberían conocer los gestos elementales, pues un día u otro pueden verse en la necesidad de practicarlos.


Como Reanimar al cachorro cuando recién nace



En primer lugar, es indispensable saber extraer el cachorro de sus envoltorios fetales, pues de lo contrario correría peligro de inhalar líquido y morir asfixiado. A continuación se limpiarán la boca y los ollares de las mucosidades que hayan podido penetrar; para ello, lo más sencillo es tener suspendido el cachorro por las patas traseras.

Si esta maniobra no basta para que empiece a respirar, se puede soplar con fuerza en la nariz del cachorro; si eso no funciona, se puede intentar desencadenar el reflejo salvador sumergiendo muy rápidamente la cabeza del animal en agua fría.


En todo caso, cuando el cachorro haya empezado a respirar, habrá que secarlo. La madre se encarga instintivamente de esta operación que, sin embargo, no siempre está exenta de peligros; en efecto, cuando la perra ingiere los envoltorios fetales y corta con los dientes el cordón umbilical, existe el peligro de que, si el cachorro no grita, lo devore al mismo tiempo que la placenta.

La lactancia de los perros

Una vez que el cachorro esté seco, tendrá derecho a su primera mamada. Por lo general, el instinto y los movimientos de la madre son suficientes para que se ponga en contacto con las mamas; si no lo consigue, hay que ayudarle.


En los primeros momentos será calostro lo que saldrá de las mamas; este líquido, cuya secreción precede a la subida de la leche, es rico en proteínas y además contiene otros anticuerpos que protegerán al cachorro de las enfermedades durante las primeras semanas de vida, hasta el momento en que la vacuna tome el relevo (en realidad, el cachorro se beneficia de los anticuerpos de su madre mucho antes de nacer puesto que éstos atraviesan la barrera placentaria a través de la sangre).

Es importante que el cachorro mame lo más rápidamente posible pues su pared intestinal sólo dejará pasar los anticuerpos durante las primeras veinticuatro horas.



La lactancia de los perros recién nacidos


Al calostro le sucederá la leche que le aportará al recién nacido las calorías y los elementos indispensables para el crecimiento. Por lo general, la lactancia corre a cargo de la madre, situación ideal para el pequeño, pues así se le proporciona una alimentación perfectamente adaptada a su joven organismo.


Sin embargo, a veces es necesario recurrir a la lactancia mixta, ya sea porque la perra está débil, ya porque el crecimiento del cachorro resulta lento. También puede ocurrir que no haya más solución que una lactancia completamente artificial.

Es lo que ocurre cuando la madre sufre trastornos relacionados con la lactancia (masdds, crisis de eclampsia, etc.) o cuando la leche es insuficiente tanto en calidad como en cantidad. Y también cuando la perra rechaza las crías. Si el cachorro es todavía muy pequeño, habrá que darle el biberón. Pero en cuanto tenga quince días se le podrá poner la leche en un platillo para que beba a lengüetadas.



Tratándose de leche, se le puede dar leche maternizada preparada aunque también se le puede hacer una comida a base de leche concentrada no azucarada (el equivalente de un bote) con una yema de huevo, una cucharada de las de café con crema fresca y otra con miel.

Durante la primera semana, se le darán al cachorro ocho comidas al día, después se le dará siete durante la semana siguiente y así sucesivamente de semana en semana hasta llegar a tres o cuatro comidas diarias en el momento del destete.


A partir de entonces, el cachorro deberá adatarse a otra manera de alimentarse: necesitará, en efecto, absorber por separado los alimentos sólidos y los alimentos líquidos. El destete deberá ser progresivo. Si el cachorro vive con su madre, ésta última regurgitará para él su propia comida acostumbrándolo así poco a poco a la alimentación sólida.

Pero si esto no ocurre, se incorporarán progresivamente sustancias espesantes a la leche, como harina para bebés, croquetas (para perros) trituradas. Este régimen se irá reduciendo poco a poco hasta que el cachorro acepte las croquetas enteras. Durante ese período no hay que olvidar poner agua para que pueda beber.

Resulta más delicado pasar a la alimentación tradicional, compuesta de carne, arroz y legumbres; en efecto, el animal habrá de acostumbrarse a los sabores de los diferentes ingredientes y aprender a reconocerlas. En todo caso, la atracción que la carne ejerce sobre este joven carnívoro facilitará las cosas.

Inflamación mamaria en las perras

La inflamación de mamas, o mastitis, es una afección cuya importancia se subes¬tima muchas veces. Sin embargo, tiene una gran incidencia porque hace sufrir a la perra y puede contagiar a los cachorros que alimenta.


Aunque en la actualidad se conocen perfectamente los efectos de los tumores de mama (que representan el 50% de los tumores de la hembra) apenas se tienen en cuenta las repercusiones a que pueda dar lugar una mastitis. De ahí el interés por conocer mejor esta patología.


Problemas de la inflamación mamaria en las perras


La mastitis puede aparecer a lo largo de la lactancia después de un parto; excepcionalmente se puede observar en casos de lactancia de seudogestación (embarazo nervioso).





La perra que contraiga mastitis pierde el apetito, se vuelve triste, decaída, tiene fiebre, y por tanto presenta una aceleración del ritmo cardio respiratorio. Además, frecuentemente aparecen trastornos digestivos (diarreas, vómitos). Localmente, la mama se pone roja, dura, edematosa y la palpación resulta dolorosa.

La tumefacción parte de la base de la mama hasta invadirla toda y extenderse incluso al tejido cutáneo próximo. Cuando se presiona sale un líquido seroso o hemorrágico. A veces aparecen abscesos en la masa de tejidos de la mama.

Se forma pus y, cuando el absceso está maduro, se elimina progresivamente el ganglio dejando una cavidad rellena de restos de tejido conjuntivo.

En tal caso, los síntomas remiten y empieza a cicatrizar. Sin embargo, a veces el proceso degenera en gangrena que puede provocar la muerte al cabo de dos o tres días si no se aplica enseguida un tratamiento. Aunque, por fortuna, tal eventualidad es muy rara.



... Y EN LOS CACHORROS


La salud de los cachorros depende directamente de la calidad de la leche de la madre. Si ésta contiene gérmenes patógenos, los cachorros sufrirán enseguida trastornos (síndrome de la leche tóxica) que pueden provocar la muerte.

De modo de cuando los cachorros de una camada se debilitan, se quejan, sufren trastornos digestivos y cutáneos, hay que verificar la calidad de la leche de la madre. El síndrome observado en los cachorros es a veces el único síntoma de la patología de la mama de la perra.



Por regla general, hay que pensar en una mastitis cuando, sin razón aparente, los cachorros de la camada hayan perdido peso en veinticuatro horas o hayan dejado de aumentarlo dos días seguidos (el aumento ponderado es aproximadamente de un 10% diario en los recién nacidos).

En caso de duda, se hará medir el pH (grado de acidez) de la leche; ésta, que es normalmente neutra, se vuelve ácida en caso de mastitis. El examen bacteriológico, por otra parte, confirmará la presencia de agentes infecciosos en la leche que el veterinario examine.